martes, 19 de febrero de 2008

2 minutos y 16 segundos

2 minutos y 16 segundos es lo que se tarda en subir en la escalera mecánica desde la estación de Náměstí Miru al exterior. Una escalera larguísima sin pausas. Que siempre funciona. El mecanismo se traga uno tras otro los peldaños, y vuelta a empezar. 2 minutos 16 segundos dan para pensar. Las escaleras mecánicas de un metro de ciudad no están pensadas para pensar, sólo para escupir gente después de haberlas transportado sin esfuerzo.
Todos hemos jugado alguna vez a imaginarnos la vida de los demás. Yo lo hacía, y lo hago, a menudo. Me imaginaba las casas con los mismos muebles, con el mismo televisor, con la misma estufa. Con el tiempo descubrí que otras gentes tienen otros muebles, más caros y más baratos; otros televisores, más grandes o más pequeños; otras estufas, calefacción central o catalítica. Tú subes y ellos bajan, a veces te miran a los ojos, otras veces esquivan la mirada, a veces quedan absortos contemplándote, seguramente estén jugando a imaginarse tu vida. A veces miran con deseo, otras con desgana, otras con indiferencia, y otras, no miran, porque mirar no es apuntar con los ojos.
2 minutos y 16 segundos nos dan para pensar en lo que hacemos, en nuestros aciertos y en nuestras equivocaciones, y en lo que no son ni aciertos ni equivocaciones. 2 minutos y 16 segundos pueden salvarte la vida porque tardas más en salir y no te atropella un conductor despistado; 2 minutos y 16 segundos pueden condenarte porque es el tiempo exacto que va a tardar el conductor en pasar a tu lado. El tiempo se expande y se contrae, como si siempre quisiera llevarnos la contraria. 2 minutos y 16 segundos. A veces los acorto a grandes zancadas y con ascenso vertiginoso, sólo hasta la mitad porque me canso. Otras me dejo llevar porque no soy dueño de mi destino.

1 comentario:

M dijo...

contrariado me hallo yo con lo de ser dueño de mi destino... hay veces en las que pienso que si, hay veces en las que pienso que dos minutos y 16 segundos dan para mucho, hasta para evaluar una vida entera...
pero no quiero pensar.
ya no me gusta pensar... lo he dejado aparcado.
ahora me dejo llevar por la corriente, la mia, por supuesto... aunque haya veces en las que no sepa ni en qué rio me meto...
tu rio me gusta, está fresquito, me sienta bien...
bonito post!